Probablemente estás buscando el mejor penalista de Vitoria o de tu ciudad, cualquiera que sea. Si has llegado hasta este post lo más probable es que así sea. Cuando tienes un problema de índole penal —poca broma—, es normal que quieras trabajar con el mejor abogado especialista en derecho penal, porque buena parte de la solución dependerá de su pericia. La tuya, tu habilidad, tiene que ser saber elegir cuál es el profesional más adecuado para tu situación.
Acertar, esa es la cuestión. Cómo, en qué me tengo que fijar, cómo sé cuál es el profesional más solvente, cómo se valora eso… Tranquilidad. Te vamos a explicar las cualidades esenciales que hacen a un buen abogado para tu problema. Después, te toca a ti decidir ¿vale? De momento, quédate con que a más informados estemos, mejores decisiones tomaremos.
¿Cómo elegir al mejor penalista de Vitoria?
Ejercer correctamente la profesión de abogado no está al alcance de todos los que se desenvuelven en el mundo del derecho. Como en muchas otras profesiones, tener un título no es suficiente para convertirte en un buen abogado. La posesión de determinadas cualidades y habilidades específicas es un activo innegable e imprescindible para diferenciarse de los demás. Para ser un buen abogado no pueden faltar las cualidades que se desarrollarán a continuación.
Buenas habilidades analíticas y buena lógica.
El éxito de un abogado en su carrera depende en gran medida de su mente analítica y de su lógica. Un buen abogado debe tener habilidades analíticas muy agudas. De hecho, en los diversos casos que se le pide que resuelva, el abogado recopila una cantidad increíble de datos e información. Naturalmente, toda esta información no le sirve para dar un resultado positivo al expediente que está tramitando. Sin sus habilidades analíticas, le sería imposible resaltar información esencial.
Además, para tener éxito en sus casos, el abogado también debe poseer un pensamiento lógico. Esto le permite, a partir de la información esencial recopilada, hacer juicios razonables que actúen en favor de sus clientes.
Pero el simple título no te hace un buen abogado. Es más, el simple título no te convierte en un especialista. Importante: no todos los licenciados en Derecho son abogados especialistas en Derecho Penal. Esto es muy importante. El Derecho Penal es una especialidad. Hay que seguir un itinerario formativo y profesional específico para poder considerarse especialista en Derecho Penal.
La capacidad de realizar una buena investigación.
Un abogado que no sabe cómo ejecutar una investigación correctamente casi no tiene posibilidades de tener éxito en su trabajo con tu causa. De hecho, sea cual sea el caso del que se encargará, es su capacidad para llevar a cabo una investigación eficiente y rápida lo que le permitirá tener una idea general de la situación de sus clientes. También es la investigación que efectuará la que lo guiará sobre la estrategia legal a adoptar para tu mayor beneficio. El abogado en ningún caso debe desanimarse por la complejidad de los datos a recabar porque sin ellos no podrá defender bien a su cliente. Si un abogado no te dice qué documentos necesita que le facilites, si no lo ves exhaustivo en este apartado, probablemente no es un abogado con una estrategia sólida.
Tiene una estrategia y es diligente en su seguimiento. No improvisa.
Pocos casos encuentran la solución más feliz en el primer minuto. Cualquier abogado es llamado un día u otro para tratar casos bastante delicados y cuyo resultado es poco probable. En tales circunstancias, necesitará una buena dosis de paciencia y perseverancia para mantener siempre en orden su mente y sus ideas. No importa cuánto tiempo se tarde en resolver un caso, un buen abogado tiene una estrategia definida. Va dando pasos de forma ordenada. Avanzando en un proceso que ha definido. Incluso en momentos en que parece no haber esperanza, ni salida posible, un buen abogado persevera en la estrategia que ha preparado, porque confía en la lógica de sus planteamientos.
Habilidades de comunicación
Esta es una cualidad esencial que ningún abogado debe carecer. Para convencer a los diferentes actores de un juicio, el abogado debe ser elocuente en su alegato. Debe tener predisposiciones que le permitan comunicarse con soltura en cualquier ámbito —judicial o de negociación con las partes— a la hora de defender a su cliente. De hecho, ¿cómo podría un abogado presentar su caso de manera convincente si tiene dificultades para expresarse en los términos que requiere su labor? También es una habilidad que ya se forja durante los estudios y que se refuerza sobre todo con la práctica.
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